domingo, 2 de mayo de 2010

El Tenerife jugó para golear y acabó pidiendo la hora


No hay ninguna relación entre el partido que se jugó en el campo y el marcador que queda para la historia. Es más, el sufrimiento que encogió el corazón de la afición durante los últimos minutos, no lo provocó un Racing sólo poco más que voluntarioso, sino que más bien lo generó el miedo a que un golpe de mala suerte hiciera al Tenerife un daño brutal. Estas cosas se extreman así cuando no hay margen de error.
La segunda parte del Tenerife mereció un final más holgado. Lo evitaron los dos porteros, en especial Coltorti, que regaló el penalty pero lo compensó con una serie de paradas mano a mano contra Juanlu y Nino, y Aragoneses, que metió al Racing en el partido con un fallo impropio de su calidad en las salidas. Ni siquiera con el apretado 2-1, se niveló el juego. El Tenerife manejó bien el tramo final del encuentro, aunque el Estadio acabó pidiendo la hora, porque a este equipo se le tiene poca fe en situaciones que ponen a prueba su respuesta defensiva.


La primera mitad, trabada.- El gol de Román, justo en el minuto de prolongación también fue engañoso. La primera fue una mitad igualada, en la que si alguno de los dos equipos tuvo la sensación de haber enganchado con el tipo de partido que buscaba fue el Racing, que ahogó al Tenerife en el medio, tiró sus contras y pudo adelantarse en una jugada de Arana que Tchité no acertó a meter a puerta descubierta (31'). Es verdad que el Tenerife pisó más el área, pero su relación de remates peligrosos no esconden el mal manejo que tuvo de la pelota en este tramo de partido. Atascado, lento, perdiendo balones por malos despejes en la salida y nervioso, el equipo de Oltra no estuvo cómodo en ningún momento, aunque pudo adelantarse si Coltorti no evita el remate en estrategia de Nino (15') o si el palo no repele la falta que lanzó Juanlu (17'). El Tenerife sólo tenía sensaciones de ganador cuando superaba la presión de Lacen y Colsa y llegaba a conectar con sus cuatro de arriba, como sucedió en la mejor acción de esta primera parte, la que hilvanaron Alfaro, Nino y Juanlu, a quien el meta suizo le evitó el gol con la cara... Todo estaba equilibrado hasta que Román encontró el gol después de haberlo rondado cuatro minutos antes, cuando Coltorti volvió a responder de manera decisiva. Al descanso, el 1-0 era un premio excesivo, pero sobre todo se ofrecía como la solución ideal para cambiar el guión del juego.
Encontró la manera.- La respuesta de los de Oltra en el segundo tiempo rayó la perfección. El equipo ensanchó más el campo en la zona de media punta y desactivó la presión visitante a base de hacer cambios de orientación desde la defensa. En especial, los de Héctor a Juanlu. Así, más abiertos, sin exponer la pelota en el medio, el equipo evitó las pérdidas de balón y sólo se permitió combinar cerca del área cántabra. Los primeros 25 minutos, hasta que Sergio "rescató" al Racing, fueron de una superioridad neta de un Tenerife que malogró sus mejores ocasiones. Primero fue Juanlu, que se plantó solo ante el suizo y se la tiró al cuerpo (5'); luego marcó Ayoze el 2-0, antes de que Nino tirase alto una de sus galopadas (25') y, después del tanto de Xisco, otra vez Nino, pero de manera más clara que la anterior, con una excelente respuesta de Coltorti a un metro.
Entre una y otra salidas del Tenerife al ataque iban pasando cosas que en realidad tenían menos influencia de la que buscaban los dos entrenadores. Portugal ya había metido a Bolado en lugar de un apagado Canales (50'). Y Oltra no movió su banquillo hasta el 70, cuando reservó a Ayoze, que estuvo limitado durante la semana y le dio entrada a Mikel para formar un 4-3-3. Por desgracia, ese cambio coincidió con el gol de Xisco y, aunque no guarda una relación causa-efecto, sí que apagó la electricidad del juego local.
Con el marcador ya apretado el manejo de la situación fue diferente. El equipo dio un paso atrás y el Racing se propuso pelearlo hasta el final, aunque ya fuera de su modelo de contragolpe no encontró el fútbol que necesitaba para generar ocasiones frente a Sergio. Portugal buscó más manejo con Edu Bedia, pero el Tenerife cerró todo el paso por el medio, en especial en el tramo final, cuando Manolo sustituyó a Ricardo y se metió en el eje de la segunda línea.
La prolongación de 5 largos minutos, otra excentricidad de un árbitro raro, estuvo presidida por un clima de angustia colectiva en el estadio, pero Aragoneses los siguió como un espectador más, porque si alguien pudo alterar el injusto 2-1 fue sólo el Tenerife, que se defendió con la pelota y presentó con espacios cerca de la figura de la tarde, el suizo Coltorti.

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